lunes, 10 de agosto de 2020

TEMA 13. LA ENFERMEDAD A TRAVÉS DE LAS ETAPAS DEL DESARROLLO INDIVIDUAL Y FAMILIAR. LA REACCIÓN DE LA FAMILIA ANTE LA ENFERMEDAD AGUDA, CRÓNICA Y TERMINAL.


Aprueban ley del 'bien morir' en el Senado -

LA ENFERMEDAD A TRAVÉS DE LAS ETAPAS DEL DESARROLLO INDIVIDUAL Y FAMILIAR.

La enfermedad es una situación de la que nadie está exento y el impacto en la familia va a depender de que tipo es, si es aguda, crónica y terminal, así como del integrante de la familia que se trate y el ciclo vital familiar por lo que se considera una crisis pues puede ser un evento traumático, que conduce a un estado de alteración y que requiere una respuesta adaptativa de la misma. Los familiares tienen un papel clave en el cuidado a las personas, son los primeros en proporcionar asistencia, están presentes dando apoyo físico, emocional y desempeñan un papel decisivo en la implementación del plan terapéutico de su familiar, especialmente si este no tiene la autonomía para hacerlo.

El médico de familia, aunque se ve abrumado en la consulta por un trabajo excesivo y por contar con un espacio de tiempo reducido, se da cuenta de que en muchas ocasiones recibe noticias o tiene demandas ante las que se muestra incapaz de responder a pesar de los conocimientos que posee, estos casos requieren un nuevo abordaje, que tenga en cuenta, al mismo tiempo, al paciente y a su familia, utilizando conceptos e instrumentos de la atención familiar. De esta forma se encontrará en disposición de detectar, diagnosticar e intervenir sobre los problemas psicosociales; evaluar los cambios conductuales y emocionales relacionados con el ciclo vital familiar, planteando en caso necesario asesoramiento familiar anticipatorio para evitar las crisis de desarrollo; averiguar las interacciones entre paciente y familia en el curso de las enfermedades crónicas; establecer nuevas estrategias de atención familiar y domiciliaria en personas mayores inmovilizadas y dependientes; identificar las situaciones conflictivas en las familias con un paciente terminal, y poner en marcha rituales de despedida en casos de duelo patológico.

La calidad de vida relacionada con la salud es una interpretación subjetiva del paciente; de su satisfacción vital, de la repercusión de la enfermedad en su vida cotidiana, en su desempeño laboral y productivo en su rol social y en general en su vida entendida como el conjunto de las dimensiones psicológica, social y física, respectivamente.

La reacción que tenga el paciente con la enfermedad puede ser muy variada y tenemos que percatarnos de ella pues de eso dependerá el actuar del enfermo y que tanto podemos ayudar en ese aspecto, se puede tener aquellos pacientes que su primera impresión es el miedo a lo desconocido o por experiencias malas de vecinos, amigos, familiares, etc., la negación principalmente en las enfermedades crónicas o con la enfermedad por COVID 19 los sospechosos se rehúsan en la mayoría de las veces a acudir al hospital por temor a que les den el diagnostico, ansiedad o angustia anticipada, tristeza, desesperanza, ira, hostilidad, pensamientos supersticiosos, volvemos al ejemplo de COVID 19, aún hay personas que no creen en la existencia de la enfermedad o en la gravedad de la misma.

La sospecha de un problema genético, el control de una enfermedad crónica o terminal, el abordaje de los problemas de salud provocados por una crisis familiar, etc., no podrán manejarse satisfactoriamente sin una evaluación y la necesidad de conocer la familia del paciente para poder realizar las intervenciones posibles. 

LA REACCIÓN DE LA FAMILIA ANTE LA ENFERMEDAD AGUDA, CRÓNICA Y TERMINAL

La circunstancia de tener que asistir a un enfermo crónico afecta profundamente a la familia, pero también la manera con que esta logra adaptarse a la nueva situación repercute en el curso de la enfermedad. No debemos olvidar que la atención y el cuidado a los pacientes crónicos recae sobre la familia, son sus miembros los que deben ocuparse de la mayor parte de los cuidados materiales de la enfermedad, desde la preparación de las dietas alimentarias hasta la administración de medicamentos. Para poder ubicar a la enfermedad crónica dentro del contexto donde se origina, es crucial entender el papel de esos tres elementos: la enfermedad, el individuo y la familia es preciso contar con un lenguaje común y con una clara definición de conceptos que puedan ser aplicados por todos. Los médicos se deben formar de manera adecuada para conocer, diagnosticar, atender y cuidar los aspectos biomédicos de las enfermedades crónicas, pero no suelen estar preparados para hacer frente a los aspectos psicosociales de estas dolencias.

En las enfermedades de comienzo agudo, los cambios afectivos e instrumentales se tienen que producir en un breve espacio de tiempo, y esto requerirá que la familia movilice, con más rapidez, sus habilidades en el manejo de las crisis de acuerdo al impacto de la enfermedad, por ejemplo un paciente con síntomas de apendicitis que no quiere ir al hospital IMSS por miedo a contagiarse de Coronavirus, no tiene ahorros y su familia tampoco pero se esfuerzan para conseguir dinero y llevarlo al médico privado sabiendo que tendrán una gran deuda, además su esposa da lactancia materna a su hijo de 1 año, la familia debe ver opciones para saber quien va a cuidar al enfermo en el hospital y de donde conseguirán el dinero, todo esto debe ser rápido pues el paciente no puede esperar.

 La enfermedad crónica de curso progresivo se caracteriza porque es continua, presenta manifestaciones clínicas en toda la evolución del proceso y tiene un carácter creciente en cuanto a gravedad. En estos casos, el problema central a que se ve sometida la familia es que tiene que enfrentarse al hecho de atender y cuidar a un enfermo que se encuentra permanentemente sintomático, en el que, bien la discapacidad aumente a grandes pasos o bien de forma progresiva, se constata que los períodos libres de síntomas son cada vez menos frecuentes y de más corta duración. Esta situación obliga a la familia a una continua adaptación y a sucesivos cambios de papeles y el cuidador primario debe estar preparado para saber actuar ante las complicaciones más frecuentes, poder identificarlas, a veces tratarlas y saber en que momento acudir al hospital, pero no todo depende del cuidador, también influye la personalidad del paciente, su disposición a seguir las recomendaciones y tratar adecuadamente a su cuidador. 

 Un número importante de personas mayores presentan enfermedades crónicas, que tienen peculiaridades clínicas y psicosociales que son casi exclusivas de este grupo etario. Una de estas características es la presencia de múltiples patologías. Otro aspecto importante que hay que tener en cuenta es la dependencia, es decir, la dificultad o imposibilidad de realizar alguna o todas las actividades básicas de la vida diaria, en estas situaciones el enfermo tendrá un cuidador primario y como médicos de primer contacto debemos ser capaces de reconocer cuando este ya este fatigado para evitar su colapso, debemos evaluar la dinámica familiar y junto con la familia encontrar soluciones para que el enfermo siga teniendo la atención necesaria en casa.

La situación de una familia cuando uno de sus miembros padece una enfermedad terminal se caracteriza por una variedad de sensaciones y cambios emocionales que interactúan entre sus miembros. El temor, la desconfianza, la incertidumbre, la irritabilidad, la tristeza o la desesperanza son estados de ánimo que minan día a día a la familia, originando alteraciones en la organización y función familiar. Dentro de esta situación de enfermedad debemos ser capaces de reconocer en que contexto se esta desarrollando pues de eso depende como abordaremos ala familia, podemos tener a la familia con el enfermo que aceptan la enfermedad y están preparados para la partida, incluso el enfermo ha realiza testamento, otra situación sería aquel paciente que aun espera un milagro, sabe que se va a morir, pero tiene esperanza de que algo cambie sin embargo se prepara para esto, el ultimo escenario es el paciente al cual le esconden la verdad de su padecimiento, una familia donde no se habla de la enfermedad como si nada de eso pasara al contrario se hace lo posible por ocultarla, es en estos casos en los que nuestra intervención puede hacer cambiar el curso de la situación o no pues siempre existen los familiares renuentes, no debemos de olvidar que tratamos pacientes y no enfermedades, pues cada individuo responderá a la enfermedad de acuerdo a su entorno y herramientas que posea.  

 



































































































































































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